El Museo de la Verdura de Calahorra es un homenaje a la riqueza agrícola de la región, especialmente a la huerta calagurritana, cuyo legado es fundamental para la identidad de la ciudad como la Capital de la Verdura.
A través de sus exposiciones interactivas, el museo ofrece una visión completa de la actividad agrícola de la Ribera del Ebro, desde el cultivo hasta su transformación en productos de alta calidad, incluidos los que forman parte de la famosa industria conservera de la ciudad.
Un recorrido por la huerta calagurritana
El museo se distribuye en seis espacios expositivos, cada uno dedicado a una parte clave del proceso agrícola y gastronómico de la zona:
1. El territorio y el hombre: Un primer vistazo a la conexión entre el entorno natural de Calahorra y la vida de sus habitantes.
2. La agricultura: una exploración de las técnicas agrícolas utilizadas en la región, centrada en los cultivos que definen a la ciudad.
3.Nuestras verduras: un espacio dedicado a los productos más representativos de la huerta calagurritana, celebrando su frescura y calidad.
4.La conserva: aquí aprenderás sobre la transformación de los productos frescos en conservas, una tradición clave en Calahorra.
5.Otros sistemas de conservación: este apartado muestra las diferentes formas de conservar y degustar los productos de la huerta, pasando de la tradición a la innovación.
6. Todo para comer: Un espacio dedicado a la gastronomía, donde la verdura y sus derivados toman el protagonismo en la cocina local.
Un espacio interactivo y didáctico
Con una superficie de 440 m², el Museo de la Verdura no solo ofrece una experiencia visual, sino también interactiva. Dotado de pantallas táctiles y juegos distribuidos en sus seis salas, el museo se convierte en un centro educativo que hace de la historia de la huerta de Calahorra una experiencia entretenida y accesible para todas las edades.
El edificio
El museo está ubicado en el antiguo Convento de San Francisco, un edificio del siglo XVI que ha sido cuidadosamente rehabilitado para ofrecer una mezcla de historia y modernidad. El edificio conserva su fachada original de ladrillo hacia la Cuesta de la Catedral, mientras que el interior ha sido adaptado para albergar el museo y sus exposiciones interactivas.





