La Catedral de Santa María se alza majestuosamente en el arrabal de Calahorra, a orillas del río Cidacos, custodiada por el palacio Episcopal y el Paseo de las Bolas. Su origen se remonta al siglo IV d.C., cuando se construyó el primer baptisterio en honor al martirio de los santos patronos de la ciudad, Emeterio y Celedonio, quienes fueron decapitados en este mismo lugar por orden del Imperio Romano. Sus reliquias se conservan en la catedral, que fue erigida fuera de los muros de la ciudad para respetar el sitio donde tuvieron lugar su martirio.
Posteriormente se construye un templo románico que cumplía con las características y el espacio justo donde se encontraba la catedral de Calahorra. Este fue ampliado hacia el sur tras las donaciones regias. Probablemente en el año 1132 el templo fue nuevamente ampliado, esta vez hacia el este.
La catedral actual comenzó a construirse a finales del siglo XV, renovando la edificación anterior. Su construcción continuó durante los siglos XVI y XVII, y se culminó en 1900 con la instalación del nuevo retablo del altar mayor, tras el incendio que destruyó el anterior. Este templo de estilo gótico tardío conserva la coherencia estructural a lo largo de los siglos, con una planta de cruz latina formada por la capilla mayor, el crucero y la nave central. La nave central es más ancha y elevada que las laterales, separadas por seis robustos pilares que sostienen la impresionante altura del templo.
La catedral está compuesta por tres naves, destacando las dieciséis capillas laterales que, con sus respectivos retablos, presentan una gran variedad de estilos y formas, reflejando la evolución artística a lo largo de los siglos. En su interior, además, se puede admirar la famosa rosa de los vientos que se encuentra en el centro del pavimento del atrio, que precede a la catedral.
El exterior de la catedral está marcado por una fachada barroca de estilo austero y clasicista, que se combina con la puerta de San Jerónimo, ubicada en el lado norte del edificio. Esta puerta, construida durante el siglo XVI, es una muestra de la mezcla de estilos que caracterizan la catedral: plateresco, gótico, renacentista y manierista.
La catedral de Santa María no solo es un monumento religioso, sino también un testimonio vivo de la historia de Calahorra, situada en el mismo lugar donde ocurrieron los martirios de San Emeterio y San Celedonio, y que, a lo largo de los siglos, ha sido un centro de culto y devoción para los calagurritanos.
